miércoles, 20 de julio de 2011

Próximo destino

Como cada mañana, un avión surcaba entre las nubes, dejando a su paso un ruido al que Agustina confundió con el despertador. Si que despegó el primero de la mañana pronto...
Con paso dificultoso se levanta y se asoma por la ventana. Brisa de inaugurada primavera mueve sus cabellos canosos.
-Buenos días. - dice un vecino de unos siete u ocho años mientras aparta la vista para enderezar su bici nueva.
-Buenos días hermoso.

Agustina encendió la vieja gramola y se dejó llevar por Hey Jude, de los Beatles. Y así como cada mañana se dirigió a la cocina, se preparó un zumo de naranja natural (provenía del naranjo del
patio) y se comió dos magdalenas, recojiendo con sus pequeñas manos las migas.
Debía limpiar un poco, pero hoy se sorprendió al ver en el espejo a una Agustina cansada, abatida e incluso, raro en ella, de mal humor. ¿El motivo? Cada día se lo preguntaba a sí misma, bueno en
realidad a los de arriba.
Antes de dejarse invadir por pensamientos pesimistas, cojió su viejo bastón y una gorra antigua de Coca Cola y salió de su casita defendida por geranios, tulipanes y jazmines.
En ese mismo instante, un avión de Ryainair cruzaba las nubes, alto, muy alto, con destino quién
sabe donde.
Esbozó una sonrisa al ver fuera de la pista a una niña pequeña abrazada a su padre y con la mano levantada despidiendo a … quién sabe. 


Escuchando: Lluvia de esperanza, de Maná más viento fuerte de anochecer de verano.
Deseando: Leer No me ire sin decirte a donde voy.